Por Jaqueton.
Este domingo, treinta y uno de agosto... agonizando el mes y las vacaciones de
más de tres... sonó mi despertador a eso de las seis, para –como siempre- ir
despejándome con la calma... y agarrar la moto con el jeto bien despierto...
Pero pasó lo que pasa siempre en la vida de cualquiera, por lo menos una
vez.... je, je, je...
Me tumbé de nuevo pensando: “cinco minutejos más...” Y abrí de nuevo los ojos
al cabo de una hora y pico! Salté de la cama con la presteza del rayo, entrando
en el cuarto de baño como un jamelgo desbocado...! Salí cual tifón embravecido,
vistiéndome para enfilar –previo besito de despedida- las escaleras a la
calle...!!! Qué sopor, madre... qué sopor...!!
Así que me planté en el garaje a despertar a pequeña Bilú It... a quien se le
están acabando las buenas costumbres...
Pues llevamos todo el mes que casi cada vez que la agarro, es para una
ruteja... y a partir de mañana engranaré mi vida laboral de nuevo, y ella, en
consecuencia... su vida como moto “utilitaria”... je, je, je.... Pero sxxxt!!
que todavía no lo sabe...
Monté a mi pequeña montura, y enfilé carretera a Cubelles... Llegué al
abrevadero, y me dispuse a llenar el dichoso tanque.
Y como la última vez que allí llenaba, comprobé que lo hacía a los 100
kilómetros exactos de la última carga, como sucedió el domingo anterior…!
Coloqué a Bilú It en posición de salir a escape, y me senté dispuesto a tomarme
un carajillete en el consabido “Foix”, y allí mismo, una segunda coincidencia
con la semana anterior: justo en el momento en que me iba a sentar, sonaba la
hora en el campanario…
Las ocho en punto eran cuando me disponía a calentar mis tripas con la ración
de ron… Me preparé un pitillo, y de allí sentado observé a cientos de ciclistas
que iban a cualquier parte… a moteros anónimos que cruzaban el sitio para
reunirse en caterva… y a unos muy especiales, con los que antes salía:
Wanderers MG Tarragona…
Sentado en la terraza, los vi detenerse en el semáforo… Allí estaban Dani,
Rafa, creo que Toni… Carles, dos desconocidos para mí, y Rufus. Este último,
dejando oír el escape de sus pistones a sus anchas…
De allí sentado les vi, e imaginé que me verían al frente a mi, pero no fue
así… Y allí mismo maldije mis huesos por no haberme levantado a saludarles…
Iban pasando los minutos… y la hora de salida se acercaba irremediablemente.
Allí solo estaba yo, y los variopintos clientes de aquella terraza.
A poco más de cinco minutos de la hora, descubrí cruzando camino del
abrevadero, al incombustible Falcó… Que llevaba a sus espaldas el invento
antenero para poner la bandera.
A primera vista, la bandera ondeaba correctamente y el “mástil anteníl” cumplía
su función a la perfección… pero eso era solo a primera vista, y luego lo
descubriríamos…
Por allí entre los coches, terminaba de llegar otro motero –desconocido para
mí, hasta que se quitó el casco- era Diego, que este fin de semana decidió
aventurarse con nosotros…
Me fui para allí a saludar, justo en llegando el Hombre “exclusivo” de Nieve… a
aún no nos habíamos dado todos las manos, que llegaban el intrépido Nandu, la
simpática Araceli, el veterano Ferran y la dulce Joana… cual si de los cuatro
fantásticos se tratara….!
Besos, besitos, apretones de manos y abrazos…. Unos cigarritos, y un par de
fotos… y ya estábamos todos en formación rutera, en pos de nuestra próxima
aventura motera…!!
En esta ocasión, y temiendo mis frenadas curveras… decidí colocarme en cola, y
ocupar la posición de moto escoba…
Enfilamos la variante, para incorporarnos más tarde a la carretera del pantano…
El ritmo, muy bueno… Aquí Nandu se apuntó un tanto como Capitán de Ruta
responsable de sus hombres, y conocedor de sus limitaciones... Si bien es
cierto que podríamos haber ido un pelín más rápidos, el ritmo eras genial como
para que los más inexpertos nos sintiéramos seguros al rodar por aquella
serpenteante carretera…
En las rotondas de la autopista, nos cruzamos con un carro a caballos… y aunque
todos pensamos que el primer caballo se espantó con la moto de Nandu… la
realidad era que el jaco había salido más anarquista que el propio Bakunin, y
quería ir por donde le salía de los nísperos…
Llegamos pues a L’Árboç, donde yo tenía la secreta esperanza de descubrir a
Moli y la Negra, pero no fue así…
Enganchamos la N-340, y –aumentando evidentemente el ritmo- enfilamos hacia
Avinyonet del Penedès…
La mañana estaba tranquila… el ascenso por el pantano fue poco transitado, y el
viaje por nacional, no mucho más… Y aunque el cielo por momentos amenazaba con
salpicar… de momento aguantaba bien…
Llegamos a Avinyonet, y antes de terminar de cruzarlo, a mano fascista,
enfilamos una carreterilla chica y retorcida que nos tenía que llevar hasta
“Can Joan”.
Local donde almorzaríamos, y donde debíamos encontrarnos más tarde con el
resuelto Huracaan y su encantadora señora, Merche.
Fuimos siguiendo las curvas, curvitas y curvotes de la carretera… siguiendo su
trazado, ajustándonos al ancho y la inclinación del peralte… y Nandu siguió
dando excelentes muestras de maestría capitanera… je, je, je…
Llegamos pues, a la explanada del restaurante… y cuando disponíamos las motos
en formación de espera, descubrimos que el lugar estaba más cerrado que el caso
Sheppard…
Decidimos que lo mejor era aprovechar para echar un pitillo, e intentar
contactar con Huracaan para notificarle el nuevo destino.
Y allí, fumando, charlando… yo intentando infructuosamente dar con Huracaan… pasamos
unos minutos.
Falcó, desprevenido dueño de una ferretería, tuvo que pedir un latiguillo, pues
la antena-mástil dio pruebas de una flexibilidad extrema en carretera, y
decidió atarla para desmontarla luego en casa.
Así que ahí estábamos, cuando aparecieron por allí dos hermosas Bultaco –creo
que Metralla-, que si no fuera por la matrícula… parecían acabadas de sacar de
la caja…
Las conducían un tipo joven y uno mayor, atuendados perfectamente con la marca
de las máquinas –imagino que padre e hijo-, que como no daban muestras de ser
muy conversadores, decidimos dejar allí y que decidieran qué querían hacer… y
al poco decidieron marcharse…
No mucho antes que nosotros reenfiláramos el camino, y encaráramos nuestras
proas a Begues, donde nos esperaba el restaurante “Pi Gros”…
Llegamos a la explanada… nos disponíamos a aparcar en formación… y como si de
un dejavou se tratara, el restaurante estaba más cerrado que una ostra!!
Jué…..! Qué perra suerte la nuestra!!
Y ala! En marcha de nuevo, a ver si hay más buena estrella en el siguiente
intento…
Y como el saber popular, casi siempre lleva razón… “a la tercera va la
vencida”… Si señor…!
Saliendo de Begues, cogimos la rotonda por su salida diestra –a Gavà-, y a la
siguiente rotonda, giramos a manos ácrata, para dar con un polígono de Begues,
donde se encuentra un restaurantillo muy simpático, donde podríamos por fin
almorzar….
Entramos en el acogedor refectorio, nos dirigimos al salón de fumadores... y
allí nos dispusimos a pedir los bebercios y los papeos... je, je, je....
Nos atendió un simpático camarero, que atento, fue anotando nuestros
deglutibles caprichos.
En ese punto, descubrimos que nos encontrábamos en una zona negra
–telefónicamente hablando...
Así que ya me tenéis pegando viajes a la calle, a ver si localizaba a Huarcaan
y le daba las coordenadas de nuestra situación... pues mi último mensaje le
mandaba al “Pi Gros”, local cerrado y barrado como antes conté.
En eso estaba, cuando por fin nos trajeron la pitanza a la mesa...! Y claro,
antes de empezar alimentar la panza, salí a probar suerte.... y lo conseguí!!
Si señor!! Me contestó al teléfono...!! Y por fin le pude decir donde nos
encontrábamos... Aunque rato más tarde descubriría que no lo había contado bien
del todo, y me había dejado una rotonda en mi narración.... Pero eso sería más
tarde. Ahora, me sentía contento por haber conseguido contarle a Huracaan la
situación de nuestras panzas... Así que orgulloso, me introduje en el cubil
dispuesto a dar buena cuenta de mi plato...
El papeo fue tranquilo y amenizado por historias varias... Cuando ocho bocas
comen, es fácil que siempre hayan un par dispuestas a contar algo...
Chistes, gracias, chismes, anécdotas, avisos... de todo salió en aquella mesa,
esa mañana de un agonizante mes de agosto.
Hasta quejas...!
El neo camarada Diego, se lamentaba de la baja velocidad de aquella curvera
salida... Y aunque le explicamos que la mayoría no tenemos demasiada
experiencia a lomos de una burra... no pareció quedar muy convencido, e
insistía en que se debía “andar más rápido”...
A todo esto, se terminó el papeo, y antes de pedir los cafetillos, Nandu
decidió salir a ver si veía a Huracaan... Y yo salí tras él con el móvil, por
si había que llamar...
Ni cinco minutos llevábamos esperando, cuando vimos aparecer una estupenda
custom a lo lejos, cuyo jinete, inmediatamente después de reconocernos, alzó el
brazo –victorioso...
Eran Huracaan y Merche, y no encontraron... no por mi mediocre y equivocada
indicación... sino por su experimentada vida de “ingeniero en logística”...
Pues en alguna ocasión había descargado por allí cerca...
Felices por fin... entramos todos al restaurante a terminar con el almuerzo.
Orgullosos... pues para entonces ya éramos diez, y en la puerta descansaban
siete estupendas motos... je, je, je...
Con los últimos cafetines, decidimos levantar campamento, y emprender la
segunda fase de la ruta.
El compañero Diego, comentó de volver por “los monjes”... pero Joana y Ferran
advirtieron que por allí habían pasado no hace mucho, y hay mucha graba y no
está muy bien cuidado... Así que obviamos lo más discretamente posible la
sugerencia de Diego, y decidimos volver por donde originalmente habíamos
acordado: por las costas del Garraf...
No sin antes sufragar la cuenta en el garito, que dicho sea de paso, nos
sorprendió a todos por lo barata que salió... Como tiene que ser...
Cada vez estamos más cerca de no pagar! Je, je, je...
Subimos a las máquinas, arrancamos motores, nos preparamos para la ruta... y
empezamos el descenso de una serpenteantísima carretera...
Toma palabrejo inventado... je, je, je....
Y como en la primera parte de la ruta me di cuenta que al ritmo que mantenía el
pulcro capitán, no debía temer de mis frenadas en las curvas... resolví en esta
ocasión colocarme en tercer puesto: detrás de Nandu y Ferran, y justo antes de
Diego que iba el cuarto...
Empezamos a bajar... y si a mí me jiñan las curvas... en bajada no os digo
ná...!
Empezamos a bajar, el Lorenzo se fue a echar un café, el cielo se encapotó... y
empezaron a caernos miles de diminutas goticas. Estaba lloviznando!!! Jué...
Y si me jiñan las curvas... y en bajada me acojonan... En bajada y mojado ya me
cago literalmente...!! Joder qué suerte...!
Y encima, al poco, empezaron a crecer las gotitas, convirtiéndose en gordotes gotarrones
que por suerte, no fueron a más... pues nada más llegar a Gavà, pararon y el
Lorenzo –después de su cafeteril ausencia- empezó a apretar como corresponde a
un día cualquiera de agosto. Por muy agonizante que éste esté...
Íbamos por una zona de playa... siguiendo a Nandu, que debía llevarnos hasta
las costas... Y como sucede a menudo en zona de rotondas cuando se va en un
grupito de motos, unas latas se nos colaron en medio separando a Nandu y Ferran
de mí y el resto del grupo...
No pensé en pasarlos, pues detrás llevaba a cuatro motos más... y total, si
mantenemos contacto visual, tranquilo.... pues tarde o temprano volveremos a
andar todos juntos...
Amén que por el carril contrario había circulación... Pero eso no fue un
obstáculo para Diego, que aprovechando que no venía ningún coche de cara, metió
un acelerón, me adelantó a mí y a las latas, y se colocó tras Ferran...
Sobra aquí recordar que no hay que moverse en la formación... y menos por un
capricho como ese... Pero en fin, si vuelve a rodar con nosotros, se le comenta
y en paz...
A todo esto, ya andábamos por la autovía de Castelldefels, a puntito de entrar
en las costas. Mis ansiadas costas... Pues aunque odio las curvas, aún no las
había hecho, y tenía muchas ganas de rodarlas...
El ritmo fue muy tranquilo, llevadero y suave... Me parece que en todas las
costas frené como mucho cinco veces... Todas las curvas las cogía preparándome
con freno motor, o bajando una marcha... Y entre segunda y tercera, pasé las
famosas Costas del Garraf, en compañía de mis queridos compañeros....!! Yuju!!
Je, je, je...
Las pasamos pues, todos juntos... y llegando a Sitges, nos paramos un momentico
en el Molino.
En principio, para tomar yo la posición de capitán, y guiar luego el grupo
hasta Sant Pere de Ribes... pero la parada se convirtió en una parada
cigarrera... Si es que somos unos viciosos de tomo y lomo...!! Je, je, je....
Cuando de allí salimos, -no lo ví hasta Sant Pere- Diego ya no venía con
nosotros.
La carretera que cogí fue la de Vallpineda, a través de la cual, llegaríamos a
nuestra siguiente parada cervecera.
Tras la segunda rotonda que te encuentras yendo a Sant Pere, hay que coger la
última salida para entrar al pueblo... y yo me “colé” despistado en la
penúltima... Y en ese momento hice una de las cosas que más mal me sabe haber
hecho en esta vida –motera o no... Nada más darme cuenta de mi error –no sé por
qué- giré bruscamente la moto, obligándola a cruzar la línea continua y a
volver a la rotonda... y detrás, a todos los compañeros que me seguían... Como
dijo Nandu, les obligué a jugarse unos cuantos puntos de carné... Lo siento
compañeros... de verdad... Ni me di cuenta. Lo hice instintivamente y sin
pensar. Pero aún así, sé que no hay eximente posible... Os pido humildemente
perdón...
Llegamos a la plaza donde se encuentra el popular “Bus”, y allí mismo, sobre la
acera descansamos las burras; y nuestro compañero Falcó decidió que le iba
demasiado justo para quedarse... y se marchó para casa...
Total, que quedamos Joana, Araceli, Merche, Hombre de Nieve, Nandu, Huracaan,
Ferran y éste que os habla... Nos pedimos nuestros refrigerios... y entre
charlita y charlita... a la pseudo sombra... pasamos los últimos minutos de
aquella estupenda ruta que tocaba a su fin...
De allí pillamos la nostálgica y divertida carretera del casino... No la he
hecho veces con la bici ni ná...! Je, je, je... Me encanta ese cachito de
carretera...!!!
La hicimos en poco minutos, y a su fin, llegamos a una rotonda por la que todos
menos yo entraron a la variante dirección Cubelles...
Yo también entré en la variante, pero en sentido contrario.... entré en la
autopista, y de allí a Sitges... a reposar la ruta, la salida y el domingo....
Una estupenda ruta.... fantástica!! Me encantó...! Lástima que el tiempo nos
dio algún sustillo... pero felizmente acabó haciendo un estupendo día...
La verdad es que espero que bien pronto podamos repetir una salida como esa,
porque al ritmillo que la hacemos, vale la pena, y le coges más confianza a la
moto...
Un diez para esta salida, sí señor! A pesar de los restaurantes de cerrados...
je, je, je....
NaClu2!!!!
diumenge, 31 d’agost del 2008
Almuerzo en Olesa de Bonesvalls
Publicat per:
AMICUS Moto Grupo
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