Por Jaqueton:
Diecinueve de julio… el día después de una estupenda salida a por pastissets… y
volvimos a salir…!
De puta madre!! Je, je, je… Que estas cosas no empachan…!
Quedamos –como empezaría a ser costumbre al menos durante los meses de verano-
en hostal El Foix, en Cubelles.
Allí nos vimos el compañero inconmensurable, Moli… y el incansable de Fredy.
Echamos el cafelote en la ventanica socorrida que tienen en el boliche…
charlica mañanera… y tras llenar depósitos, emprendimos el camino a Olesa de
Bonesvalls! Donde pensábamos almorzar, y de donde pensábamos luego partir hasta
Cubelles, a echar unas cervezotas en el Hollister.
Nuevo bar motero de la zona, que teníamos que conocer.
Como siempre, el camino relajado y tranquilo… a un ritmo más que bueno, y
pasado Avinyonet, comenzamos las curvitas que nos llevarían hasta un estupendo
almuerzo híper energético… je, je, je…
Llegamos a Can Joan cuando todavía faltaban unos minutos para abrir. Así que
elegimos una mesa en el chambao, y nos dispusimos a esperar…
Ya habíamos pedido unas estupendísimas manitas de ministro… cuando llegó hasta
allí el amigo Jaume –a quien habíamos conocido en el anterior almuerzo en el
garito-, y como no le gustó nuestra mesa… tras saludarnos se sentó en una menos
soleada con su acompañante.
No habrían pasado ni tres minutos, cuando decidimos pasarnos a la otra punta
del chambao, donde el sol tardaría bastante en llegar, y donde almorzaríamos
mucho más a gusto. Qué razón tenía Jaume…!
Jaume, y su compañero –de quien no recuerdo el nombre-, decidieron hacer como
nosotros y mudarse de mesa. Concretamente a la nuestra, que como era redonda y
con un montón de sillas… nos sirvió estupendamente para confraternizar
alegremente, alimentando el alma al tiempo que nuestros estómagos.
Así que almorzamos… conversamos del mundo de las motos, de la mecánica, de… Y
tras los cafelotes, y algún que otro chupito… decidimos levantar campamento y
emigrar hasta un bareto que nos aconsejó el compañero Jaume.
Por cierto, que Jaume traía una Ducati 900, que según nos contó… estrenó él
mismo veintitantos años ha. Una verdadera belleza, sí señor….! Y su compañero,
llevaba un scooter. Pero claro, se entiende, pues el hombre llevaba el pie
vendado por un accidente del día anterior.
Si mal no recuerdo, el ancla de un barco, que quiso cortarle las uñas del pie
derecho, de un golpe…
En fin, que salimos raudos tras de nuestros dos compañeros de almuerzo… pero
como era de esperar, y como ellos jugaban en casa… nos sacaron sensible
diferencia en un periquete. Y a la postre, llevábamos delante a un coche de los
mossos, al que no podíamos adelantar porque llevaban un montón de ciclistas
delante suyo…
Justo antes de llegar a Avinyonet, se dobla a izquierdas… y en lo alto de la
cuesta uno va a parar a un lugar llamado Ateneu, donde se conoce que dan unos
almuerzos braseros, de órdago…!
Llegamos allí, no sin antes despistarnos hasta que encontramos a Jaume que nos
esperaba… y nos guió hasta las puertas del establecimiento. Y cual no fue
nuestra sorpresa, cuando descubrimos que aquél día se celebraba allí un
encuentro de clásicas.
Bueno, de clásicas… y de clásicos…! Porque había un tractor y alguna máquina,
de esas que vivieron
Allí echamos unas cervezotas –sin alcohol e insípidas-, algunos unos cavitas o
una copita de Magno… y justo cuando iba a empezar no sé qué carrera de motos
–no estoy muy enterado de esas cosas-, nos despedimos amigablemente… con la
intención de reencontrarnos cualquier día, y repetir jornada…
Así pues, desde allí… re-andamos nuestros pasos. Fallo mío, pues si la
intención primigenia era acudir a Cubelles, lo suyo habría sido tirar para
Canyelles al cruzar Vilafranca… Pero me despisté y seguí recto por la N-340.
Cuando llegamos a L’Arboç… paramos a informarnos de la hora, y calcular lo que
haríamos.
Era algo más de la una del mediodía… y la intención era presentar en
Así que acordamos acompañar a Moli hasta su casa en Santa Oliva.
Una vez allí, salió la idea de echar un refresquillo en un bar cercano a la
casa de Moli… pero el compañero Fredy “andaba lleno”, y acordamos mejor dejarlo
para otro día con más tiempo, y espacio en nuestros estómagos… que en verdad
andaban repletos de alimento, líquido y alegrías…
Así pues, emprendimos el viaje de regreso –tras despedirnos efusivamente de
Y ahí terminó nuestra salida de aquél domingo veraniego, a la espera de
próximas y más divertidas aventuras…!
Que como es costumbre, no tardarían mucho en llegar….
NaClu2!!!!
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