


Por Jaqueton:
Soy el rey de los canelos… el archiduque de los borregos, y el marqués de los
borricos.
Sí señor…! Y si alguien tiene dudas… que lea, que lea…
El pasado veintisiete de marzo, teníamos prevista una de las salidas más
bonitas y divertidas de cuantas hacemos.
Al menos para mí, que le tengo especial cariño…
Y evidentemente, -si no la que más- de las que más ilusión me hace compartir
con los amigos… Y por eso, llevaba varias noches soñando con ella. Recreando
cada curva, cada kilometro, de esa ruta maravillosa que –como digo- me encanta…
Como por razones varias –que no merece la pena enumerar ahora-, llevaba un par
de semanas sin usar a mi pequeña Bilú It… La noche anterior decidí acudir al
parking donde pernocta, con la intención de arrancarla y asegurarme que todo
estaba bien.
Y eso hice.
Puse la llave de paso en posición PRI para que la gasolina fluyera libre, y
así, llenara la cubeta del carburador, que estaba seca… para así, poder
arrancarla sin problemas.
La arranqué… La tuve unos siete minutos en marcha… Le di una vuelta por el
parking…
Y me fui para casa a dormir, feliz de comprobar que Bilú It seguía en plena
forma…!
A la mañana siguiente, me levanté la mar de contento por la inminente ruta...
A las cinco y media, éste que os habla, saltaba de la cama… y a las siete menos
veinte o así, se reencontraba con su pequeña.
Pero… debajo de ella… descubrí un fatídico charquito medio seco de gasolina!
Y es que –capullazo que soy- me había dejado la llave en posición PRI toda la
noche!!! Qué gilipollas!!
Y claro, la gasolina había ido saliendo… anegando la cubeta… y por el sumidero,
llegando al suelo donde se evaporaba… Pero lo peor, es que a todas luces, no
arrancaría….!
Y así fue.
Lo probé una y otra vez… y nada. Que no arrancaba. Y otra vez… y otra más…!
Y no había manera.
Hasta que la batería, debido al poco uso de las últimas semanas, dijo que ya
tenía bastante… y “se vino abajo”.
Ya sólo se oía –al darle al botón de arranque- el “clic-clic-clic” del relé…
delatando que ya no quedaba suficiente energía en la “bataca” para arrancar a
mi niña…
Menudo cabreo pillé!! Chiquita mala hostia recorrió mis venas en ese momento!!!
El enfurecimiento que me entró por los huevos, fue descomunal cuando me percaté
de MI cagada…!
Le solté una patada a la columna, que menos mal que llevo botas con punta de
hierro, porque si no, me reviento el pie!
Y es que no se puede ser más berzotas…!!
En ese momento, llegó el amigo Tito.
Feliz y contento, pues esa mañana estrenaba los colores de AMICUS M.G.!!
Y desde aquí, quiero pedirle perdón, pues ofuscado como estaba con mí mala
leche… no le felicité como debía y se merecía… Algo, imperdonable en un día tan
especial…
De verdad que lo siento compañero…
Así pues, contando los minutos y viendo que no había tiempo físico para
arreglarlo –pues tengo que desmontar media moto para acceder a la batería-,
decidimos que lo mejor era pillar el buga y salir raudos para el punto de
encuentro…
La hora de salida era a las ocho en LB2. Y debido al tiempo que perdí con “el
problema”, no había mucho más para perder.
Salimos en dirección Vilanova… pillamos la C-31… y justo por la salida a Vilafranca, Águila
Negra –la moto de Tito- demandó papeo…
Así que llegó en reserva hasta Cubelles, donde llenó frente al Foix.
Yo, todavía ofuscado, ni caí en la cuenta de otear el nivel de carburante de mi
vehículo… y me hice un pitillo para calmarme.
Llegamos a LB2, cuando pasaban escasos minutos de las siete y media.
Allí ya nos estaban esperando Carles Joan, y Euskata. Primeros asistentes a una
de las rutas más lindas… y en un día que –salvo el viento-, prometía ofrecer un
tiempo magnífico…!
Poco después llegó Gasi… luego, Juan Diego…
Yo aproveché para llenar el estómago a mi Accent, y mientras, siguieron
llegando participantes…
Salva R6, Joako… y entre ellos, los amigos C@rd@.dor
con su hija Laura… Fredy, y Lalo…
Sólo faltarían de la lista, Maika, BernMoterus, y Ovi-1. Que por razones
varias, no pudieron asistir.
A las ocho menos cinco, estábamos todos listos para iniciar la ruta.
Aunque, como no es lo más adecuado capitanear una comitiva de motos con un
coche… acordé con Carles Joan que sería él quien guiaría. Y yo, mientras,
cumpliría con la función de coche-escoba cubriendo las espaldas a mis
compañeros.
Y empezó la ruta!!!
Salimos pues de Bellvei… dirección Tarragona, por nuestra querida y vieja
amiga, la N-340.
En Tarragona, capitaneados por “Águila”, viramos hacia la T-11. Donde
encontraríamos –en la salida 3 Agro Reus- al compañero Tacosrock, que a lomos
de su estupenda XT600 –preciosa veinteañera que montaba- nos esperaría puntual…
De ahí, para Falset…
Y ahí empezó el grupo a estirarse más de la cuenta, como si de un paquete de
chicles se tratara… Ahí, los más veloces jinetes de delante, se olvidaron de
los más lentos, y de las motos más pequeñas.
Sólo Remolinos, estuvo un buen rato cerrando la comitiva motera… pero terminó
uniéndose a sus veloces compañeros, y yo, desde mi perspectiva enlatada,
contemplé como se iban quedando corredores atrás…
Cosa que no sería relevante, si no fuera porque no esperaban… Y finalmente,
bajando el puerto de Falset, resolví ponerme delante de Tito y Lalo para
guiarles.
Pues con sus respectivas ciento veinticinco, y dos y medio, eran incapaces de
emular el ritmo del pelotón. Algo, por otro lado, perfectamente normal…
El grupo se detuvo a esperar en la rotonda de Mora para Miravet. Prácticamente
finalizando la ruta…
Pero bueno, el tema es que ya llegábamos… y la verdad es que todos teníamos
ganas de almorzar.
Aunque… llegamos un buen rato antes de lo previsto…!
Una vez en Miravet, acordamos dirigirnos al Casal. Estupendo restaurante que
–aunque no tenían previsto servir almuerzos a esa hora- nos montaron una buena
mesa en la terraza, desde donde podíamos ver la espectacular fila de motos…!
Allí, una simpática señora nos atendió con gusto y ganas… Olivillas, vinacho, y
estupenda gaseosa –de Benifallet-, nos entretuvo hasta que llegaron las
viandas.
Bacalao… pies de cerdo… calamares, ternera… y bocatas varios, fueron las
exquisiteces que nos sirvió con la mayor de las gracias.
Justo estábamos a punto de hincar el diente, cuando llegaron los amigos de La Terra Ferma: Pipeta,
Jesús, y Pymo.
Calurosos abrazos de bienvenida… apretujones y mimitos… Y como por arte de
magia, la mesa creció por la parte sur… Ala!! A comer todos!!! Je, je, je…
Tras el papeo, amenizó el café y los chupitos, Lalo, con sus –más vistos que
vistosos- juegos de manos… y aunque nos encontrábamos tan ricamente allí
sentados, dorándonos al sol cual lagartijas… decidimos que ya era hora de
seguir ruta, efectuando las visitas previstas a la zona.
En el parking, nos despedimos de la gente de Lleida.
Cosa que me entristeció especialmente, pues bien pocas veces puedo ver a
Pipeta… y cuando lo hago, apenas podemos compartir esos esperados momentos…
Pero bueno, ya quedaremos un finde de estos –ahora que tiene un buena moto- y
compartiremos más de un ruta…! Je, je, je…
De veritat amic meu… hem de quedar un dia i veure’ns amb més calma, eh?
Quien también marchó, fue Lalo, pues comentó que le esperaba en casa su anciana
madre…
Una vez hubimos admirado el magnífico porte de la Pipetator –nueva
adquisición de un orgulloso Pipeta-, y al preciosa VN900 de Pymo, emprendimos
la ascensión al castillo de Miravet!
Y aquí, hay que puntualizar una cosilla… La última vez que fuimos, nos dijeron
que había que subir a pie, por tortuosas y angostas calles hasta arriba… y eso
hicimos.
Pero esta vez… nos revelaron que había un camino –no menos tortuoso y angosto-
por el que podíamos llegar motorizados!!
Cómo nos tomaron el pelo la otra vez…!! Je, je, je…
Arriba, magníficas vistas…! Estupendos aires, contemplando el majestuoso
castillo –construido por los árabes en el s. IX- y reformado por los Templarios
más tarde.
Constituyendo así, uno de los pocos –si no el único- castillo Templario que se
conservan en Catalunya…
Arriba, también, pudimos conocer a la mujer y al hijo de Tacosrock. Que hasta
allí fueron en coche…
Arriba, en definitiva… pudimos reencontrarnos con la calma de la salida… Con el
aire fresco de la tranquilidad…
Pero como el reloj –inexorablemente- avanza… reemprendimos nuevamente la marcha
hacia el siguiente punto de nuestra visita a tierras de la Ribera d’Ebre…
Y nunca mejor dicho…! Pues nuestra próxima parada iba a ser el “Pas de Barca”
que hay en Miravet!
El único de España -de los dos que hay en Europa-, que usando sólo la corriente
del río, pasan incansablemente, de una orilla a la otra, infinidad de
vehículos, transeúntes y turistas.
Llegamos a la barca, y un Gasi negociador, le sacó un descuento del veinte por
ciento –para las motos- al manejador de tan curioso artefacto…
Las latas, dos piedras…! Je, je, je…
Y en la primera “pasada”, subió mi buga… y si no recuerdo mal, once motos!! Que
pasamos tranquilamente y con calma, los apenas sesenta metros que distaban de
una orilla a la otra…
Allí montados, uno no puede evitar evocar el lado poético de la situación, recordando
los libros de Mark Twain…
Aunque, para algunos, aquellas aguas nos evocan algo mucho más serio: La
sangrienta batalla –la que más de la guerra civil- que se vivió precisamente en
Miravet, hace unos setenta años…
Pero en fin, dejémonos de recuerdo fatídicos… y volvamos a la ruta!
Tras pasarnos a nosotros, el barquero fue en busca de la Tacosrock’s family. Y
una vez reunidos de nuevo, tiramos para Benifallet.
Último, pero por eso menos importante, punto de nuestra especial ruta por
tierras del Ebro…
Allí, compramos pastissets!!! Los mejores del mundo, sí señor…!! Je, je, je… Y
lo pasamos en grande, viendo como unos y otros cargaban cajas y cajas de tan
espectacular producto en sus bolsas, macutos, alforjas o maletero…
Cervezuela bien fresquita para relajarse… Y tras asegurarnos de qué ruta sería
la más rápida hasta casa, emprendimos la vuelta.
Antes, eso sí, paramos en la gasolinera de Rasquera a llenar depósitos.
Tito, que de nuevo fue olvidado en el culo del grupo mientras observaba como
éste se perdía tras las curvas… casi se pasa de la gasolinera en cuestión.
Y paró, pasados unos metros de la misma, justo al borde del asfalto. Con tan
mala suerte, que no se percató que la diferencia entre el asfalto y el suelo
era de casi un palmo… y al no hacer pie, cayó estrepitosamente de espaldas con
su montura…!
Yo, salí corriendo temiendo que se hubiera quemado con el tubo… Pero por suerte
nada sucedió. Solo el orgullo motero herido de un compañero…
Pero, como le comenté, antes o después, una tontería así nos sucede a todos. Y
suerte que sea solo una tontería…!
La gente, conforme fue llenando sus depósitos, se fue preparando para la ruta.
Y cuando estuvimos todos a punto –y tras acordar que iríamos por Hospitalet de
l’Infant… Salimos todos en tromba, dispuesto a llegar cuanto antes a nuestras
casas…
Pero no tardamos más de tres kilómetros, en encontrarnos de nuevo solos –Tito y
yo- en mitad de la carretera.
El grupo -raudo- avanzó sin mirar atrás… y Tito, que lleva una ciento
veinticinco, se hartó de andar con la lengua fuera, a velocidades impropias
para su vehículo… Así que adoptamos una velocidad de crucero de unos cien
kilómetros por hora… y seguimos ruta juntos.
Y es que –para hacer honor a la verdad- se entiende perfectamente que la gente
que lleve motos de carretera rápidas –nacked y R’s- le guste darle al gas y
correr… Eso, es lo más lógico del mundo. Para eso las tienen, no?
Y con más razón, si circulamos por carreteras viradas y tan bonitas como
aquellas…
Pero jamás podré entender que no se paren de vez en cuando a comprobar si
todavía estamos detrás…
Pues cuando se va en grupo, se va a un ritmo tranquilo y posible para todos…
La cuestión es que Tito y yo, seguimos bajando hasta Hospitalet. De allí, a
Tarragona… y en vez de pillar la autovía, me metí en la ciudad!! Je, je, je…
Que yo también… ya me vale!
Si es que tengo el mismo sentido de la orientación, de un calcetín!!
Hasta los huevos estábamos de dar vueltas por la urbe, cuando decidí poner en
marcha el GPS, y salir de allí cuanto antes…
Saliendo… pillamos la primera carretera que se nos antojó mejor para la vuelta,
y circulamos, felices de haber encontrado el camino… por nuestra querida N-340…
Yo, mientras, mandé un sms a Carles –con quien había quedado que en El Vendrell
le entregaría sus pastissets que llevaba en el coche-, y me contestó que ya nos
estaba esperando…
Llegamos allí, sobre las tres más o menos.
Le entregamos los dulces postres de Benifallet… y tras pedirle disculpas por el
retraso, nos despedimos hasta la próxima salida, que esperemos no tarde mucho…!
Je, je, je…
Aunque, para entonces, ya tenemos decidido que de ir con motos “rápidas”…
montaremos dos grupos. El lento, y el veloz.
Y así, nadie tendrá que ir ni por encima de sus posibilidades… ni mucho mensos,
frenándolas.
Y así, todos viviremos la salida a nuestro ritmo… La disfrutaremos a nuestra
manera… Y lo pasaremos en grande reuniéndonos en destino, y compartiendo un
buen almuerzo…!
Ya cuando íbamos a salir para casa, por allí pasó Dani –de Wanderers M.G.
Tarragona-, quien se paró a saludar… y es que ya hacía mucho tiempo que no nos
veíamos…!
Tras charlar un ratito, nos despedimos efusivamente… Y ya, salimos para la Blanca Subur…!!
Llegamos, con la calma y la satisfacción del fin de ruta… y la tristeza propia
de terminarla…
Aunque en esta ocasión, una parte de mí tenía ganas de llegar, e intentar
arreglar a mi pequeña.
Y eso hice…!
Tras despedirme del amigo Tito, salí corriendo a casa. Pille las pinzas… y
volví al parking.
Desmonté media moto, y cuando tuve la batería a la vista, arranqué a mi pequeña
con la ayuda inestimable de mi buga…
La dejé un buen rato en marcha. Y mientras, aproveché para sacar un cable del
positivo… que encapuché y escondí en la caja de herramientas. Y así, otra vez
que me pase, podré arrancar a mi niña sin necesidad de desmontarla…
Hecho esto, lo monté todo, comprobé que arrancaba de nuevo con normalidad… y
salí a dar una vuelta para que la batería se recuperara un poquito… y así,
asegurarme que al día siguiente podría ir sin problemas al segundo Moto
Almuerzo de Comancheros M.C. en Arc de Barà.
Donde tendría el placer de…
…pero eso, ya es otra historia… je, je, je…
NaClu2!!!