Por Jaqueton:
Día grande para AMICUS. Para el que hace algo más de dos años que es foro...
para el que desde hace poco más de un mes que es Moto Grupo... Para el que
siempre ha sido -o ha pretendido ser- nuestro particular Club Custom de Amigos
Ruteros y Tragones...
Si habitualmente, las salidas suelen ser un compendio de alegrías y esperanzas
que se materializan reuniendo la caterva... almorzando opíparamente entre
risotadas... y devorando -unas veces más, otras menos- un buen puñado de
kilómetros; En ésta ocasión hay que decir que fue algo más...
Algo más importante. Algo más emocionante...
La salida, la quedada, el almuerzo... fue -por resumirlo clara y llanamente, en
dos palabras: Algo más.
Y es que el día anterior -12 de marzo de 2010-, y un mes justo después que nos
notificaran la feliz noticia de haber sido aceptados como Moto Grupo... nos
entregaron los parches con los que luciríamos nuestros queridos colores...!ç
Al fin, el momento, llegó...!
Por primera vez, podríamos ver en la espalda de nuestros compañeros, a nuestro
querido "Hipo"! Simpaticorra mascota, que da forma, fondo y alegría a
nuestro parche... Que da sentido a nuestro lema...que da expresión a nuestro
grupo...
AMICUS Garraf Moto Grupo; Ruteros y Tragones.
Y qué mejor forma de estrenarlo, que echando una rutilla y almorzando??
El trece de marzo, a las siete de la mañana... me encontraba entrando en el
parking, dispuesto a despertar a la intrépida, pequeña, dulce y afectuosa Bilú
It. Que junto a Águila Negra, pernoctan noche tras noche esperando éste ansiado
momento...
No tardó en llegar Tito, somnoliento, per animado por la inminente marcha. Como
debe ser...! Je, je, je...
Salimos, pues, raudos cual relámpago... direccionando nuestros mascarones hacia
tierras penedesencas... Y parando -pocos minutos más tarde- en Canyelles para
dar de beber a nuestras monturas.
Ciertamente, aunque saliendo del Garraf no tuvimos la sensación que hiciera un
frío demasiado "hiriente"... no es menos cierto que llegando a la
vaguada que se hace al llegar a Canyelles -culo de olla y nido habitual de
espesa niebla- no tardamos en sentir un intenso fresquete mañanero, que nos
congelaba las rodillas, arrugaba los cinganillos, y nos convertía momentánea y
temporalmente, en térmicos eunucos...
Menuda rasca que pegaba...!! Je, je, je...
Así que tras llenar las panzas de nuestras pequeñas, salimos como rayos hacia
la capital de l'Alt Penedès...! Ávidos de llegar cuanto antes, y calentarnos
por fuera y por dentro en nuestro querido Monterrey.
Sede oficial de nuestras salidas, y punto de encuentro para las cafeteadas
previas a éstas...
Allí, ordenamos sendos cafetotes aliñados con diferentes condimentos, y los
acompañamos con estupendas pastas que nos endulzarían el alma, los paladares y
los ánimos.
Poco después, llegó Moli. Montado en su Negra... y luciendo -orgulloso- los
recién estrenados colores de nuestro AMICUS M.G.
Cortadete para él... Felicitaciones mutuas, mientras nos observábamos las
espaldas... Y por fin llegó el esperado momento: hicimos entrega a Tito del
parche del pecho, que le acreditaría como Futuro Miembro. Pues hacía cerca de
tres meses que pidió entrar en el grupo... y evidentemente -y aunque hay que
seguir el protocolo- estaremos orgullosísimos de tenerle entre nosotros, y que
con el tiempo -que no será mucho- pase a ser uno más...
Estuvimos un buen rato pensando, deliberando y decidiendo... hacia donde
encarar las proas. Hacia dónde dirigir nuestros apetitos... Y finalmente,
acordamos hacerlo en la "Conchita". Estupendo garito humilde,
tranquilo y barato, donde sirven unas pitanzas de la ostia...! Je, je, je...
Moli ocupó la plaza de capitán de Ruta, guiándonos por aquellas tierras... y
llevándonos a través de carreteras secundarias, sinuosas y divertidas, que
pasando por Sant Jaume dels Domenys, nos llevaría hasta la carretera de Valls.
Donde viraríamos -tras
Y una vez allí, y tras acomodar nuestras "Suzukis" en la puerta misma
del boliche, entramos en concurrido establecimiento dispuestos a dar descanso a
nuestras posaderas.
La Conchita, estupenda, simpática, "larga" y astuta andaluza...
haciendo caso omiso a nuestras peticiones... nos dijo que nos pusiéramos como
nos pusiéramos, nos iba a hacer unos bocadillos con los que -palabras
textuales- nos íbamos a chupar los dedorros...!
Y anda que era mentira!!
Nos trajo tres bocatas, como tres soles!! Tres bocatas de una especie de
hamburguesa, mezcla de todo un poco... con chorizo, ajo, y aliños secretos...
que no solo nos deslumbró, sino que nos encantó los estómagos hasta el punto de
plantearnos muy seriamente la posibilidad de repetir... Pero no fue así.
Pudimos -con fuerza de voluntad y coraje- sobreponernos a la tendencia tripera
y gorrina, de ponernos hasta el culo... Y pedimos -antes de arrepentirnos- los
cafelotes que darían por terminado el almuerzo.
No sin antes felicitar a la buena mujer, que se sonreía orgullosa por habernos
sorprendido tan grata, gastronómica y chulescamente.
Así pues, cafeteamos "sobremeseramente"... Y entre risas y cachondeo,
decidimos partir de allí hasta nuestro próximo y cervecero destino.
Mientras mi menda lerenda se iba a cambiarle el agua la buitre -canario dicen
algunos-, mis dos compañeros se acercaron a la barra a pedir la cuenta.
Y saliendo del excusado, me comunicaron el pago de seis eurillos por tan
estupendo almuerzote...
Y aunque el precio a todas luces es más que estupendo, me comentaron la curiosa
forma que tiene la mujer de dividir: Consistente en coger el precio total, y
redondearlo -al alza, por supuesto- hasta la próxima cifra divisible en números
redondos entre los que seamos a repartir la cuenta... Es decir, que si eran
dieciséis y pico eurillos... ante la imposición de dividir dicha cifra entre
tres, ésta se convirtió por arte de birlibirloque en dieciocho...! Dando como
resultado los seis euros redondos que religiosamente pagamos por barba... Je, je,
je... Y es que ésta España nuestra, será siempre conocida por su cachonda
picaresca...
Pero si a uno se lo hacen con la gracia y la frescura con que lo hace
Y más, si el precio final sigue siendo un precio más que económico, por un
almuerzo tan rico y sabroso como el que nos acabábamos de empujar pa’ dentro...
Salimos de allí, entre risas y satisfacciones... y en breve decidimos que
nuestra próxima parada podría muy bien ser el Hollister 47. Bareto motero de
Cubelles, al que hacía ya un tiempo que no acudíamos.
En ésta ocasión me coloqué yo a la cabeza del grupo, y los tres, fuimos
recorriendo sin prisa pero con pausa -el semáforo de Bellvei- los kilómetros de
asfalto que nos separaban desde Les Peces, hasta el primer pueblo de la
provincia de Barcelona.
Llegamos al bareto en cuestión... y aunque ya nos dimos cuenta que no había
mucha gente, no deparamos en ese detalle... y nos dedicamos -tras saludar efusivamente
a los amigos que regentan el local- al noble arte de llenar el buche con
cebada, y celebrar luengas y sabrosas conversas de barra.
Barra, que fuimos recorriendo poco a poco, arriba y abajo... pues la
cervezuela, gaseosa bebida, entraba en nuestros buches; y tras llegar nuestros
estómagos, éstos devolvían el sobrante gas que subía raudo por nuestras
gargantas, hasta salir por nuestras bocas, acompañando el aliento con el
repetitivo ajo de las "hamburguesas" de los bocatas que nos habíamos
papeado hacía poco...! Y claro, unos y otros, nos íbamos apartando sin decir
nada. Por la vergüenza de echar el bafo... y por la ofensa de recibirlo. Y es
que hasta en eso somos democráticos...!! Je, je, je...
Hasta que uno lo comentó, y todos reconocimos que nos estábamos
"matando" unos a otros con nuestros peligrosos alientos...
Bueno, bueno, bueno... Con decir que personalmente sentí el efecto de esas
repeticiones, hasta altas horas de la tarde...!!
Allí estábamos pues, cerveceando... apestándonos... recorriendo la barra
huyendo del aliento del prójimo... Y -como no- pasando uno de los momentos más
alegres y agradecidos de la semana.
Pero como todo en ésta vida, éstos momentos también tienen su fin... Y no
tardamos en decidir que el momento había llegado.
Pedimos la cuenta, la pagamos a escote, y tras despedirnos de la prole del bar,
salimos a despedirnos unos de otros y partir hacia nuestras casas.
Huelga decir que la sensación -rica y satisfactoria- que nos dio pagar la
cuenta del almuerzo -por lo barato-, brilló por su ausencia al pagar la de las
birras...
Personalmente, creo -y dieciocho años dedicados a la hostelería me avalan para
opinar- que los tiempos no están como para permitir que la gente se vaya de los
sitios con la sensación de haber pagado caro un placer tan habitual, cotidiano
y cercano, como es tomar una cerveza con los amigos...
Allí mismo nos despedimos de Moli, pues las rutas de regreso eran opuestas... Y
Tito, con mi menda lerenda, partimos para Sitges... al tiempo que Moli lo hacía
hacia Santa Oliva.
Y así, llegamos cada cual a su keo... Donde descansar -en mi caso y el de Tito,
solo un rato antes de ir al currelo-, y empezar a soñar con la nueva y
emocionante aventura que nos deparaba el futuro para AMICUS M.G.
Oh, yeah...!!!
NaClu2!!!
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