Por Jaqueton:
La salida del veintidós de agosto, haciendo honor al nombre con que fue
bautizada... fue completamente, y en todo el amplio sentido de la palabra,
inconcreta. Nunca mejor dicho…
Comencemos:
La mañana empezó como casi todas las mañanas de salidas. Me levanté... hice mis
historias varias con las que me entretengo hasta que me despierto, y tras
meterme el chute cafeínico de rigor, pasé por el túnel de lavado que me dejó
lustrosito y preparado... je, je, je...
Luego, partí a despertar a mi pequeña, dulce y adorable Bilú It... y salí a
carretera con la ilusión, la esperanza, y el cosquilleo inguinal que me produce
la perspectiva de una mañana motera, almuercera, rutera y amistosa.
Vamos, como siempre…
Llegué al Monterrey... y lo encontré cerrado!! Pasaba no más de media hora de
las siete del día, y el garito estaba cerrado a cal y canto. Qué raro...!
Así que empecé a deambular por la acera, arriba y abajo. Contando baldosas...
Descubriendo rincones... Y cuando ya estaba un poco -hablando en plata- hasta
la polla de la espera, descubrí un cartelico en la puerta, que rezaba:
"vacaciones"
Me cagüen la puta!! Yo allí esperando... y no abrirían hasta el veintitrés!!!
Como suele suceder, las cosas no pasan porque sí. Por casualidad... Las cosas
-me gusta pensar a mí-, pasan por "causalidad". Y he aquí uno de los
ejemplos más claros de ello…
A pocos metros del Monterrey, hallé otro garito abierto.
De hecho, está pasando la rotonda... y a como treinta metros, descubres a tu
diestra, un boliche llamado "Mesón Moreneta".
Y allí que acudí... Pedí el carajillete, dejé el casco, y me dispuse a avisar a
Moli del cambio de local.
Pero no hizo falta, pues en menos de un minuto, ya tenía al amigo doblando la
esquina y dirigiéndose al Monterrey. Parándose en la puerta, y extrañándose
casi tanto de la puerta cerrada, como que yo no estuviera allí.
Cuando por fin conseguí que me oyera -pues no eran horas como para andar
gritando por la calle-, puso rumbo al Moreneta... y tras pedir un cortadete,
nos dispusimos a disfrutar del mejor de los momentos de los días moteros.
Allí sentados, nos dedicamos a charlar... a debatir... a -en un par de
palabras- disfrutar de la mañana y de la compañía.
Allí sentados, descubrimos que el horario del nuevo garito nos permitía
reunirnos allí hasta la hora que fuera menester... pues abren a las seis, y no
cierran hasta la una de la madrugada -en invierno, y en verano, a las dos.
Así que nos propusimos que sería una muy buena idea tener el Monterrey como
punto de encuentro para las salidas... y el Moreneta, para las reuniones
cerveceras de media tarde.
Bueno… reuniones, cenas o encuentros varios, que por horario -pues cierran a
las ocho-el Monterrey no puede albergar.
Y de este modo, tener todo (punto de encuentro y local para reuniones) en la
misma zona.
Pues es un lugar estratégica y geográficamente perfecto para todos... Donde se
puede aparcar fácilmente. Donde no molestamos a nadie. Y sobre todo, muy fácil
de indicar a cualquiera que no conozca Vilafranca.
En éstas estábamos, disfrutando del café, de la charla, y de las ideas...
cuando descubrimos que el reloj, inexorable como siempre, seguía avanzando... y
a poco estaba de dar las ocho y media!
Así que imperaba la necesidad de decidir prontamente un destino.
Y aunque desde el foro ya había un par de propuestas hechas, decidimos que lo
que más se ajustaba a las necesidades del momento, era ir a Ca
U
Huelga decir que yo ese día curraba de tarde, y disfrutando como estábamos de
la conversación... me convenía no alejarme mucho. Y la perspectiva de ir hasta
Les Peces, de continuar la conversación allí, y muy especialmente, de meternos
entre pecho y espalda uno de esos bocatas que prepara
Arrancamos pues las burricas, y emprendimos el camino -capitaneados por Moli-
hacia Les Peces... Pero dando una estupenda vueltecilla por Sant Jaume del
Domenys, y acabando saliendo a la vieja carretera de Valls, casi a la altura de
la rotonda que te mete para el garito de nuestros anhelos más triperos.
Llegamos a Ca
Que así han bautizado ese increíble y suculento bocata, mitad hamburguesa, mitad
maná.... je, je, je...
Y nada... Allí mismo, reemprendimos la charla, pedimos cervecillas... y nos
dedicamos en cuerpo y alma -más en cuerpo…- a la segunda mejor cosa que se
puede hacer en una mañana motera: Almorzar!!
Así que almorzamos... Cafeteamos... Terminamos con todos los temas habidos y
por haber... Y cuando nos dimos cuenta que se acercaba la "hora del
ángelus", decidimos partir para buscar un garito donde cervecear un rato
más, antes de acudir cada cual a su casa.
Salimos de Les Peces, con intención de volver a Vilafranca a echar la
cervezota. Pero como la carretera se volvió lenta y repleta de domingueros, y
la hora no era muy temprana... decidimos parar allí mismo. En Bellvei.
Donde buscamos un garito terracero, y aparcamos las niñas con la sana intención
de refrescar nuestros gaznates.
Allí nos echamos unas claritas...
Olimos a la marihuana que algún terracero vecino se estaba fumando...
Y cuando la hora se hizo demasiado tardía como para plantearse repetir
bebercio, partimos cada cual para su keo, satisfechos por el buen rato pasado.
El amigo Moli, para Santa Oliva... Donde le esperaban Lourdes y David, para
comer.
Y yo, para
Y de este modo, terminaba la salida del pasado veintidós de agosto.
Salida que como decía al principio, hacía honor como ninguna otra a su título.
Pues la llamamos "salida inconcreta", y ciertamente, nada de lo que
hicimos aquél día estaba preparado o propuesto.
Empezando por el boliche cafetero... Siguiendo por la ruta, el lugar donde el
almuerzo, y terminado por las cervecillas de fin de ruta.
Vamos, que todo fue improvisado e inconcreto. Decidido sobre la marcha... y
disfrutado plena y sencillamente.
Como tiene que ser... Oh yeah!!
NaClu2!!!
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