Por Jaqueton:
Ya hacía mucho tiempo que tenía ganas de ir a ésta invernal…
…o mejor dicho, repetir. Pues ya en dos mil once fuimos… y he de decir que
quedamos encantados con el evento, la experiencia, y –por qué no?- el frío…!!
Que si no hace frío… ni es invernal, ni es nada… je, je, je…
Uno puede caer en la tentación de comparar el AMOTOnamiento con La Cabra Mocha.
Pero con todos mis respetos para el evento de Ulldemolins… La Cabra Mocha es
única. (Huelga describirla aquí, pues ya tiene su crónica… y precisamente los
integrantes de éste grupete la conocemos muy, pero que muy bien…)
El AMOTOnamiento es una concentración invernal… donde raro es el año que no
hace frío. Ya por eso, cualquier comparación con “La Cabra”, es pura fantasía…
Además, viene a ser una concentración de acampada invernal al uso. Como muchas…
Con sus tenderetes, su escenario, su música, y sus luces… Pero con sus
particularidades –también únicas- que a mí personalmente me encantan…!
Y es por eso que ya hacía mucho que tenía ganas de repetir… como repetiré –si
todo va bien- el año que viene.
Éste año nos juntamos más bien poquitos… pero como descubrimos a lo largo del
sábado, eso fue algo que jugó a nuestro favor en todo momento. Ya que
constantemente estábamos juntos… No teníamos que buscarnos para hacer cualquier
cosa… Y –por supuesto- nos poníamos de acuerdo enseguida.
Aunque es evidente que echamos mucho de menos a los compañeros…
…y espero que el año que viene podamos reunir una caterva importante.
Pues sinceramente, creo que todo aquél que se considere motero… debe vivir
experiencias como ésta. (Aún teniendo en cuenta que la climatología éste año,
en una valoración general… nos fue totalmente favorable. Y no hizo –ni de
lejos- el frío que podía haber hecho…)
Para ir, repetimos el planteamiento de La Cabra Mocha… almorzando en la Sede. Y
así, salimos de allí a muy buena hora… con el estómago lleno, y sin otra
preocupación que devorar kilómetros, y llegar al campamento a buena hora.
Lamentablemente… tuvimos que salir con la ropa de agua puesta, ya que al
arrancar motores en Vilafranca… lloviznaba. Pero ese contratiempo nos representó
una gran ayuda… pues esa llovizna desapareció al poco de salir de la capital de
l’Alt Penedès; y con la ropa de agua puesta… no tuvimos que parar a ponérnosla
cuando más tarde llovió un poquitín más fuerte… bajando a tierras
tarraconenses.
Tampoco os creáis que llovió mucho, eh…? Pues el mismo aire secaba las gotas de
la pantalla y el casco. Pero sí lo suficiente como para habernos empapado… si
no llegamos a llevar la ropa puesta desde Vilafranca.
La ruta fue a las mil maravillas. Con ausencia de sol –eso sí-, pero un placer
infinito rodar por carreteras que la lluvia mañanera ya había limpiado. Y a
pesar de encontrarlas mojadas, ofrecían seguridad… y exquisitas sensaciones…!
Si bien es cierto que llegando a Ulldemolins el aire se impuso mucho más que en
toda la ruta… y éste que os habla bajó el ritmo, y llegó al campamento dando un
paseíllo… je, je, je…
Pero bueno, en esas tierras es normal que “sople”. Y como os relataremos en las
próximas líneas… ese tan solo fue nuestro primer contacto con un aire que no
nos abandonaría en todo el evento.
Llegamos pues al campamento. Decidimos ubicación… y montamos las tres tiendas.
Una para cada uno… y así no nos molestaríamos en la noche que prometía ser
“potente”…!
Luego ya… tomamos conciencia de haber llegado, y nos dimos cuenta que no
teníamos pan!! (Pensábamos comprarlo al llegar al pueblo… pero ninguno cayó en
ello al entrar en Ulldemolins)
Y como el que no tiene cabeza, tiene que tener piernas… la primera preocupación
fue ir en busca de una panadería. Donde nos procurarnos un panorro bueno para
la comida y la cena de ese día… Un chusco, y un pan redondo. Ahí es nada…! Je,
je, je…
A pesar de haber cambiado la ubicación del campamento… nos “cominos” la cuesta
que tanto llegamos a maldecir en la edición de dos mil once… (A la crónica me
remito) …así que buscamos urgentemente una ruta alternativa, que Floro –el
simpático panadero- nos procuró. Y ya no volvimos a usar la maldita cuesta en
ninguna de las escapadas que hicimos ese día –y el siguiente- al bar del
pueblo.
Volviendo al campamento… nos inscribimos, saludamos cariñosamente a los papis
de Noa –Ricard y Eva- pero no a la pequeña. Que ese día estaba algo pachucha… y
no convenía molestarla en demasía…
A quien también saludamos, fue a Ludek…! Que junto a su encantadora Evelina… el
próximo veintinueve de marzo organizan un pedazo de Matinal dedicado
exclusivamente a Noa… y al que no deberíamos faltar ninguno, companys…!!
Cervecitas fresquitas… y nos fuimos a preparar para la comida.
En la comida… hicimos dos descubrimientos a cual más revelador.
Primero… que aún comiendo sin sal, y poniendo éste condimento de oído, acerté
en mi invento de tortilla riojana a las yerbas provenzales… y no sólo se podía
comer, si no que quedó sabrosa…!
Qué buena quedó…!! Sí señor…!!
Pero para descubrimiento gordo, apetecible, y jugoso donde los haya… el secreto
ibérico que se trajo Pitu…!
Ni Joan, ni un servidor… lo habíamos probado nunca. Y a pesar que nuestro
Secretario le puso sal a dos manos… quedó buenísimo!!!
Una maravilla que –sin duda alguna- repetiremos en las próximas brasas que se
nos pongan por delante…
Qué bueno, oiga…!!
Comimos, como putos reyes…! Hasta que no pudimos más.
Recogimos… lo llevamos todo a la tienda… y después de darle dulce al cuerpo, en
forma de rosquillas de anís, y trufas… nos fuimos para el pueblo a bajar el
papeo con el paseo… y cafetear gustosamente, coronando los cafelotes con ricas
yerbas con hielo.
Desde luego… qué bien se vive en éste tipo de encuentros…!! Je, je, je…
Cuando regresamos al campamento… el sol ya caía con decisión. Y con él… las
temperaturas. Que gracias al puto ventorro toca huevos… parecían mucho más
bajas de lo que eran en realidad.
Así que sin darnos apenas cuenta, cerramos nuestro círculo de acción alrededor
del fuego… lo cual constituyó un craso error por nuestra parte. Ya que a partir
de aquél momento iba a ser virtualmente difícil alejarse en demasía de aquella
hoguera que crecía y crecía sin parar, al tiempo que algunos le lanzaban
troncos a mansalva.
Pitu fue el más perjudicado de todos. Ya que el frío le caló en los huesos… y
no hubo un puto dios que tuviera cojones a arrancarlo de la vera del fuego.
Si acaso se alejaba cuando éste se ponía chisposo… o se daba la vuelta cuando
el viento decidía cambiar de dirección, y asfixiar literalmente a quien
–eventualmente- quedaba a sotavento.
Mientras… Boots y yo nos íbamos a echar una birra, o picoteábamos choricete
picantón…
Vimos –y nos reímos- con los juegos moteros… y disfrutamos de la llegada de la
esperada noche.
Pasando –claro está- también pasamos buenos ratos sentados cerca del fuego…
bajo la lluvia de chispas que nos procuraban los gordos troncos de pino.
La cena, fue el único momento en que Pitu se alejó considerablemente del fuego…
y no sé si por eso, o por el viento que ciertamente estaba pesado de cojones…
pero la cena pasó en un pis pas, sin que ninguno de los tres comiéramos en
demasía. (Otra vez que el papeo volvería para casa… sin apenas haberlo tocado.
Sic…)
Llegó la hora del Tomb de Llums… y no sé si porque éste año ha sido
especialmente “bueno”, o porque hacía demasiado viento como para arriesgarse
después de llevar medio día chupeteando… Pero el caso es que llegaron a pedir
voluntarios para el acto. (Algo que yo no recordaba de otras ediciones…)
Y no sé si fue por ello, o por el viento, o porque empezábamos a estar un poco
a disgusto… pero no vi el espectáculo emotivo que he sentido en otras
ocasiones.
Aunque cierto es –lo reconozco- que estábamos un poco chafados por el viento y
el humo… y no estuvimos por la labor, todo lo que deberíamos.
Así que cuando terminó el Tomb de Llums… echamos trago del tradicional rom
cremat, escuchamos un Amadorix menos cachondo que el de hace cuatro años, vimos
los tabalers que llevarían a los más crápulas a la disco…
…y cuando mis compañeros –Pitu y Boots- decidieron emigrar a la tienda, decidí
imitarles. Ya que sinceramente… la previsión para el día siguiente era de una
buena ruta por delante. Y teniendo la posibilidad de levantarse fresco… decidí
aprovecharla.
La noche pasó de puta madre…!!
Ni de lejos, tuvimos frío alguno… ya que somos gatos viejos, y sabemos
perfectamente cómo meternos en el saco… je, je, je…
Personalmente, me desperté trescientas veces. Y trescientas veces que saboreé
el inmenso placer de dejarse dormir de nuevo…
Pero a las siete y media o así, ya estaba despejado como un gato. Así que salí
de la tienda, me vestí… y fui a hacer una visita a los cagómetros, que estaban
limpitos-limpitos… y allí solté un par de quilos de lastre…
Desde luego, un AMOTOnamiento repleto de novedades…!!
Ni recuerdo nunca haberme ido a dormir tan temprano en una concentra…
…ni recuerdo haber hecho muñequitos de barro hasta llegar a casa…! Je, je, je…
De vuelta a la tienda, decidí liarme con la peor tarea de cualquier salida de dos
días: desmontar, y montar la moto…
Boots se levantó en esos momentos, y tras ir a visitar al Roca de plástico…
también se lió a desmontar.
Y Pitu, dormilón donde los haya… prefirió levantarse más tarde, cuando nosotros
ya estábamos montando las burras.
Fuera como fuera… el caso es que acudimos al almuerzo motero que te ponen, con
las tres motos cargadas. Y así, cuando llegaran el resto de companys que
acudirían ese domingo… no tendrían que esperarnos.
El almuerzo… impresionante…!!
Huevos con chorizo, fideuá, pastas, cafelotes, zumos, fruta… De lo que más nos
apeteciera…!!
Y todo ello, por la patilla e invitados por Peña Paddock. Ya que la garrafa
donde metimos la voluntad el día anterior… iba a ir íntegramente, para Els
Amics de la Noa.
Por eso… cuando camino al bar del pueblo, oí a un gilipollas que se quejaba de
que “sólo” hubiera lo que había para almorzar, después que él hubiera rodado
ochenta o cien kilómetros hasta allí… y lo dijo con un desprecio indigno de un
motero… le hubiera arrancado la cabeza para jugar a los bolos con ella. Si es
que hay que ser muy capullo, coño…!
Encima que te lo ponen, a pesar que no has pasado la noche allí… y encima te
quejas…?
Anda y que te den…!!
En fin. Que tomamos los cafelotes… y volvimos al campamento a esperar la
llegada de los compañeros dominicales.
Allí tuvimos el placer de conocer y saludar a los papis de Pitu… quienes el día
anterior, estuvieron de visita por la zona. Y aprovecharon para acercarse a
saludar…
Encantadores los dos…!!
Por cierto! A quien también saludamos… fue a Miguel Cardador…! Que hasta allí
se acercó con un amigo, y su imponente Harley Davidson Sportster 1200… y nos
acompañaron hasta el bar, donde ellos almorzaron mientras nosotros le dábamos
al café y al carajillo...
Pero la palma del sorpresón… nos la dieron Sergi y Helena, que a lomos de su
gigantesca mil novecientos, vinieron a visitar la concentra… y vivieron el
resto de la salida con nosotros.
Los compañeros del domingo… llegaron más de una hora pasada la hora a la que
esperábamos verles.
Con lo cual… os podéis imaginar las ganas que teníamos de salir zumbando de
allí…!!
Así que cuando llegaron Eolia, Laia, Jose, y Txetxu… estuvimos un rato con los
papis de Noa –que se merecen todo el cariño del mundo-, y tras despedirnos de
ellos y de Noa… pusimos punto final a la estada en Ulldemolins, y arrancamos
con la ruta de regreso a casa…!!
A primera parada de la ruta, fue en Prades. Donde compraríamos patatas –muy
buenas- del pueblo…
…visitaríamos la fuente de la que por fiestas mana cava…
…y acordaríamos cambiar el siguiente destino –que era Falset- por no volver
hacia atrás… y volver a recorrer la súper-sinuosa carretera, que –además de
estar mojada- debíamos compartir con moteros rollo “erre”… de los del lado más
maleducado e incívico de la vida. (Qué triste…)
Así que acordamos seguir ruta de frente… y parar a comer en el primer
restaurante que se nos presentara apetecible y por delante.
En Vimbodí… el primero lo descartamos, pero nos fuimos al segundo… y allí
comimos la mar de a gusto, reposando posaderas… y disfrutando de una conversa
plagada de anécdotas –cercanas y lejanas-, chistes, chanzas, y demás coñas
varias.
Al más puro estilo AMICUS…!! Je, je, je…
Luego ya… arrancamos motores, y pusimos rumbo a Montblanc. Donde pasaríamos el
Coll de l’Illa… mientras Boots rompía por la C14 hacia Reus. Ya que el muy
zorro no nos dijo que tenía que ir –sí o sí- a Falset… y se fue por allí.
Menudo cabreo nos pilló…! Con lo poco que le hubiera costado decirlo… no
cambiábamos el plan… y le acompañábamos todos…!
Pero bueno… a lo hecho, pecho. Y además, ya le calentamos bien las orejas ese
día, ya…
El resto –como digo- tiramos dirección El Vendrell, tras pasar el conocido
Coll. Y buscando una gasolinera para llenar… decidimos echarnos por la
carretera vieja de Valls. Pero menos mal que me equivoqué… y me metí en el
tramo nuevo. Pues la gasolinera de L3F estaba cerrada… y nos hubiéramos comido
el Coll de Santa Cristina, porque si.
Por tanto… seguimos recto, nos metimos en la N340, y llenamos en LB2. Que esa
no falla nunca… je, je, je…
Y ahí ya, nos despedimos definitivamente unos de otros. Pues al paso por
Vilafranca… Pitu y Sergi siguieron la nacional buscando rumbo a sus respectivas
casas, mientras mi menda lerenda se salía en busca de la C15 –seguido por
Txetxu- poniendo rumbo a Sitges.
Donde nos fuimos a echar una cervecita Eolia, Laia, Jose, Txetxu, y yo…
…momento que aprovechó el camionero, para pedir colores…!!!
Dándonos así… un alegrón de fin de ruta, de padre y muy señor mío!!!
Ole, ole, y ole…!!
Oh, yeah…!!!
NaCluT!!!
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