Por Jaqueton:
Dedicada a Agus y Jessi.
Donde quiera que estéis, velad por vuestros compañeros... que os quieren.
Bueno.... me voy a poner a escribir la crónica del pasado día 23 de noviembre,
que van a cumplirse ya mismo las dos semanas desde que nos corriéramos la
aventura, sin que la haya podido plasmar en verbo escrito...
Dicho sea de paso, es y ha sido –de todas- la crónica que más me ha costado –o
mejor, me costará- escribir...
A decir verdad, no me ha hecho ninguna ilusión ponerme a ello... y por eso,
hoy, a 5 de diciembre, empiezo a escribir las primeras palabras de la mentada
crónica...
El día amaneció tranquilo. Y yo -que me había “dormido” un poquito- me levanté
como un relámpago, y como alma que lleva el diablo me dispuse a preparar el
bocadillo, ducharme, arreglarme... y salir fugaz hacia nuestro punto de
encuentro en Bellvei.
Eran las 7 en punto de la mañana, cuando este que os habla enfilaba la
autopista saliendo de La Blanca Subur....
...y no serían apenas la media, cuando paraba la moto en la gasolinera de LB2,
donde pensaba repostar a mi Bilú It que llegaba en reserva....
Allí había dos motos más: Una Harley Davidson Dyna –moto que me la pone como un
leño-, de Carles –secretario de Wanderers MG Tarragona-, y una Yamaha Dragstar
650, de Fredy, nuestro entrañable compañero...
Ellos habían llegado minutos antes que yo, así que mientras le daba de beber a
Bilú It, ya enfilaban hacia la barra a pedir el calentito elemento que les
tenía que avivar por dentro...
Minutos después, ya estábamos los tres charlando alegremente, disfrutando del
grafá... y de unos pitillos...
Fredy no se había acordado de prepararse el bocadillo, así que lo pidió al
camarero, el cual, como estaba solo, se negó a hacerlo...
...de momento...
Hombre de Nieve y Lis no tardaron en aparecer por allí, y se sentaron con
nosotros a compartir la amena conversación en la que estábamos enfrascados.
Carles, extrañado que su gente –que también es la nuestra- no hubiera llegado
todavía, les llamó... y entonces es cuando se enteró que habían cambiado la
hora de salida de las 8:00 a las 9:00, pues pensaban almorzar por la zona y no
ir a la concentración de Malgrat.
Realmente, una putada, pues le habían avisado por e-mail, y él no estuvo en
casa el día anterior...
A todo esto, ya faltaban solo cinco minutos para las ocho, y nos dispusimos a
partir. No sin que antes Fredy se procurase un estupendo bocadillo de jamón,
pues ya habían llegado “lo refuerzos” y el camarero se lo pudo hacer sin más
dilación...
Salimos fuera, y tras prender motores, procedimos a prepararnos para la ruta...
Y en ese momento –lo hemos hablado días después con Hombre de Nieve- pasaron
por la N-340 unas motos y un negro triker detrás... De hecho, solo los vio
Hombre de Nieve. Pero estamos seguros –hasta donde la suposición nos permite
serlo- que eran nuestros amigos de Birraiders Tarragona...
Nos echamos unas fotos-recordatorio, y salimos por la misma nacional, pero en
sentido contrario.
Mi menda lerenda, a la cabeza –el burro siempre delante-, seguido por Fredy y
Hombre de Nieve... Cogimos el desvío hacia Valls, y empezamos una estupenda y
tranquila ruta por carreteras pequeñas. Sinuosas... Tranquilas...
Pasamos el Coll de Santa Cristina a un ritmo más que aceptable, y seguimos a la
caza de nuestro destino de ese día: Alcover!
Hubo un momento, en que una bandada de pájaros –como unos cuantos miles de ellos-
se elevaron justo encima nuestro y abrieron la formación a escasos metros de
nuestras cabezas, ofreciéndonos un espectáculo alucinante...! Ahí el amigo
Fredy echó en falta su escopeta... je, je, je...
Al poco, llegábamos a Valls, y ahí fue el primer sitio donde me despisté...
Digo el primero, porque ese día me tenía que equivocar unas pocas veces más...
Enmendado el error, cruzamos Valls, y ahí nos volvimos a despistar.... je, je,
je... Estábamos enfilando la carretera a Montblanc, y a todas luces, ese no era
el camino. Así que paramos, Hombre de Nieve sacó un mapa.... pero nos decidimos
a preguntar a unos muchachos -moteros de montaña perfectamente ataviados- que
nos indicaron excelentemente como salir del pueblo para encarar nuestras proas
inequívocamente hacia nuestro destino...
...y así lo hicimos.
A los pocos minutos, pasábamos una rotonda y salíamos por una salida en la que
se podía leer claramente en un cartel indicativo: Alcover.
Y ahí, nuestros traseros descansaron ya relajados de saber que se encontraban
en el buen camino...
Llegamos a Alcover apenas unos minutos después, y tras preguntar –gilipollas de
mí me había dejado el mapa en casa- a un antipático tipo la ubicación de la
ermita... enfilamos calles arriba hasta salir del pueblo, y darnos cuenta
–gracias a Fredy- que me había equivocado. Otra vez....!
Pero tras equivocarnos... tras arreglarlo... tras despistarnos... y volver de
nuevo al camino... por fin dimos con el puñetero camino que lleva a la ermita
“Del Remei”!! Y por él fuimos subiendo impasibles con las burras, cruzándonos
con transeúntes, ciclistas y otros, que se dirigían también a la conocido
santuario.
“Ave María” rezaba a ambos lados de la puerta abierta que de noche debe cerrar
el recinto. Y tras cruzarla, dimos cuenta a nuestros corazones que por fin
habíamos llegado. Que por fin, podríamos almorzar tranquilos... je, je, je...
Era un amplio aparcadero... con mesas y bancos de piedra unos, de madera
otros... Elegimos los de piedra que estaban más cerca a la fuente de agua “oficialmente
no potable”, a la cual acudían muchos a llenar garrafas.
El almuerzo discurrió tranquilo, pues el marco era para eso... Una ligera
brisita, un solete cachondo, y unos aires de monte y pino, que te hacían
olvidar la ciudad, la carretera, y el estrés diario al que todos andamos
sometidos.
La verdad, un estupendo almuerzo en inmejorable compañía...
Una vez acabamos de comer, decidimos estirar las piernas y procurarnos unos
cafelotes en el bareto que hay cercano a la ermita.
Los señores Nieve, entraron a ella, la visitaron... mientras Fredy y yo nos
buscábamos donde tomar el líquido elemento con gotas de alegría –carajillo- que
nos íbamos a meter entre pecho y espalda....
Al poco, se sumaron nuestros amigos, y allí, sentados en la terracita del barete,
disfrutamos de un ratillo más de amena conversa y plácida compañía... bañados
por un sol que no parecía –si no fuera por lo fresquete del lugar- que fuera de
finales de noviembre...
No tardamos en enfilar de nuevo el camino de regreso al pueblo, para salir de
él dirección Montblanc.... Aunque antes, también tuvimos que parar para ubicar
nuestros panderos, y orientarnos mejor...
Pero nada, en apenas diez minutos, ya estábamos de nuevo en la ruta rodando
felices por carreteras desconocidas, hacia destinos inciertos... je, je, je...
Al poco, volví a parar, pues antes de llegar a Montblanc, descubrí un cartel
indicativo hacia Valls... y como ese era nuestro siguiente destino, y para no
dar un rodeo tonto, decidimos enfilar por allí... para acudir cuanto antes a La
Cantera. Fin de nuestra ruta, y destino para nuestra parada cervecera de ese
día...
Así que la comitiva prosiguió tranquila e impasible, devorando kilómetros...
Llegamos al Coll de L’Illa, y lo hicimos como mejor supimos, aunque a ninguno
nos pareció tan “chungo” como nos habíamos imaginado.... Y seguimos.
Carreterilla tras carreterilla, regresábamos por donde habíamos ido, y pasando
de nuevo el Collado de Santa Cristina, coincidimos con un grupo de R’s que nos
trastocaron un poco el buen ritmo que llevábamos... pero nada importante.
Seguimos adelante...
Yo, por aquél entonces, tenía una rampa en cada pierna y tenía que hacer
posturitas para no parar.... pues por allí pocos apartaderos había...
Pero –por suerte- me desapareció la rampa de la pierna fascista, y así, con
llevar la ácrata estirada podía ir haciendo sin mucho problema...
Llegando a una rotonda grande, decidí coger la primera salida –dirección El
Vendrell-, y mis compañeros –que consideraban mejor ir por Bellvei- pitaron y
siguieron su camino.
Cosa que no debe hacerse jamás... Hay que seguir al Capitán de Ruta aunque este
se equivoque, a fin de no dividir el grupo y seguir todos juntos....
Por algo rodamos en grupo, y tenemos normas para ello.
Yo, que en ese momento vi la oportunidad de estirar la pierna y quitarme la
rampa... paré un poco más adelante, pensando que darían la vuelta a la rotonda
y volverían por donde yo estaba.... pero no fue así.
Total, que en cuanto tuve la pierna en perfectas condiciones, decidí proseguir
solo hasta La Cantera. Pues seguro que mis compañeros harían lo propio....
En unos minutos, llegué al conocido Biker-Bar. Pero allí no estaban mis
amigos... Intenté pedirme una cerveza, pero aquello parecía una misión
imposible; con tanto motero y tanta familia en la barra... Así que decidí
esperarles en el porche, desde donde dominaba la vista de la entrada al
recinto... Y allí, solo, le fui dando vueltas al asunto mientras me liaba un
pitillo.... Y claro, solo, y dándole vueltas... me fui calentando....
Al poco, aparecieron –por fin- mis amigos... y yo, caliente como estaba, y con
el pronto que tiene una persona con un temperamento como el mío.... Pasó lo que
tenía que pasar.
Les grité... les dije que aquello no se hacía, pero de muy –demasiados- malos
modos.... Y si en algún momento tenía razón, por la forma en que lo hice la
perdí.... Y me supo –y me sabe- muy mal....
Lo siento amigos.... Tengo un pronto, que me es imposible de controlar a
veces.... Gracias por perdonarme y entenderme en aquél momento....
Así que qué hice...? Pues lo único que podía hacer en ese momento –aparte de
pedir humildemente perdón-, invitarles a echar una cervecilla.....
...y eso hicimos: Echamos una cervecilla sentados en el porche, pues el garito
estaba a reventar... mientras repasábamos la jornada alegremente....
Fredy me preguntó si me apetecía ir a comer con él, pues ese día mi mujer
estaba de excursión a Montserrat... Pero pensando que regresaría a casa cuando
yo, le dije que no podría ser. Y ojalá le hubiese dicho que sí...!! Pues mi
esposita no llegó a casa hasta por la tarde.... je, je, je.....
Decidimos dar por finalizada la ruta, y regresar cada cual a su casa.... Pero
los señores Nieve, nos ofrecieron acompañarles por su ruta particular por la
“carretera del parc”, y así hacer una ruta de regreso distinta a la de
costumbre... y así lo hicimos.
Tranquilamente, seguimos a la parejita de las montañas de Cunit.... hasta Costa
Cunit, donde nos separamos; y Fredy y un servidor, bajamos a Mas Trader... y de
ahí a Cubelles... donde cogímos la variante que nos llevaría a Vilanova.
Y allí, en la última entrada al pueblo, nos separamos definitivamente.
Fredy tiró para Roquetes a visitar a su madre, y yo seguí camino hasta Sitges.
Fin de mí salida particular de ese día....
Y aquí terminó la salida.
Pero al llegar a casa y poner el PC... al entrar en el foro y mirar los últimos
posts...
Me aguardaba la más terrible de las noticias que se pueden recibir después de
una ruta con los amigos... o en cualquier momento. Pero especialmente al regresar
de ruta...
Ahí fue cuando me enteré –gracias a Huracaan- de lo acontecido esa misma mañana
–a las 8:27- en la autopista AP7 a su paso por Gelida.... No hace falta aquí y
ahora relatar los hechos, pero si recordar que perdieron la vida los compañeros
“El Perla” y “Kairi” -a quienes me gustaría dedicar esta crónica, si no fuera
que me ha costado tanto de escribir, que es un verdadero pastel....- y salieron
muy mal heridos “El General Lee”, y “Paisa”... Éste último, compañero de ruta
nuestro, el día que fuimos a Vallmoll hace año y medio....
A todos ellos, un saludo, ráfagas, recuerdos, y la esperanza que los heridos se
recuperen pronto....
Y evidentemente... que el asesino pague –legal o ilegalmente- sus culpas....
Triste final para una ruta, es cierto. Pero en momentos como este es cuando uno
tiene que darse que somos muchos, y muy frágiles... y que si no nos apoyamos
unos a otros, no podremos nunca ganar la guerra a los guardarraíles, a los
conductores sin respeto, y a los políticos sin principios....
Ojalá este tipo de cosas, no vuelvan a suceder NUNCA....!
NaClu2.... y ráfagas al cielo!!!!
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