Por Pipeta:
El Sábado por la mañana recibí la llamada telefónica del buen amigo Osito de
Birraiders para ver como quedábamos para el Domingo pero lamentablemente al
final no pudo asistir al evento de Torres de Segre porque tuvo una visita
inesperada de unos amigos suyos, a si que al final nos reunimos en la
gasolinera “24H.” de Torrefarrera Fredy , My Queen y un servidor.
El evento en Torres de Segre aunque estuvo muy concurrido, lo único que valió
la pena fue el bocata de jamón y la cervecilla que nos dieron por la patilla y
la pequeña vuelta que me di con la montura de Fredy pues insistió en que la
probara y uno no es de piedra (ahora aun me parece más miserable mi pequeña 125
leñe que asco ser pobre joder), así que decidimos dirigirnos a Ciutadilla donde
se celebraba una de las ferias medievales más chulas de la comarca.
A mitad de camino el bueno de Fredy y arto de hacerme señales para que lo viera
sin éxito ja, ja, ja… veo que nos adelanta y nos hace señales de que tenía el
depósito seco, así que paramos en la primera gasolinera que vimos para llenar
el depósito de la burra de Fredy y refrescarnos los gaznates con la maravillosa
sorpresa que nos encontramos con la compañera Esther y su marido Tomas ambos de
Birraiders MG con los que nos pudimos tomar unas cervecillas.
Decidimos realizar la ruta desde Tarrega hasta Ciutadilla por el camino viejo
que aunque se da más vuelta y la carretera está más deteriorada, es preciosa,
unos paisajes guapísimos con todo verde por las recientes lluvias y unas vistas
increíbles.
Una vez llegamos a Ciutadilla paseamos por el pueblecillo, visitamos las
paraditas de artesanos que allí encontramos y su hermoso castillo hasta hacerse
la hora de tomar el Vermut donde nos pusimos dentro del único bar que vimos en
el pueblo. Llegada la hora de comer decidimos acercarnos hasta Guimera, otro
pueblecillo medieval increíble del cual ya estoy esperando se celebre el
mercado medieval al que My Queen y yo asistimos el año pasado y que es aun
mejor que este de Ciutadilla.
Nos pusimos a comer en el Restaurant Sant Jordi donde nos atendieron de
maravilla y comimos muy, muy bien (recomendado queda) Después de los carajillos
y los chupitos de rigor nos decidimos a hacer una ruta con las burras por
dentro del pueblo de Guimera hasta llegar al castillo y de ahí a casa, dando
por acabada una de las salidas en moto más bonitas y en la que más hemos
disfrutado desde que voy en dos ruedas.
V´sssssssss
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