Por Jaqueton:
Tras pensar y decidir, y volver a pensar y decidir… el domingo siete de junio
decidimos meternos un almuerzote en El Plà de Manlleu. Salidilla en la que
maese Moli nos iba a hacer de Cicerone, pues ni Fredy ni un servidor habíamos
tenido el placer de disfrutar un almuerzo motero en tal localidad….
A eso de las seis de la mañana me llamó Fredy, pues la noche anterior le llamé
por saber si vendría… pero al no encontrarle, quedó la llamada perdida; y al
verla… pues eso, me llamó justo cuando yo me estaba echando un pitillín en la
terracica para saludar al nuevo y prometedor día que en ese momento despertaba…
Quedamos que saldríamos a las ocho de L3F –Las 3 Farolas-…. y a las siete y
media apenas pasadas, éste que os habla se personó allí…
Nada más llegar, descubrí que la moto del inefable Fredy estaba estacionada
“demasiado” lejos del bareto. Algo raro sucedía.
Y tan raro! Estaba cerrado!!!
Y yo, que tras previo cálculo kilométrico había decidido arriesgar con mi
depósito para llenar allí mismo… me quedé más colgado que un chorizo de
cantimpalo…. Pues si estaba el bareto cerrado, también lo estaba la
gasolinera!!!
Así pues, esperando a Moli, echamos unos cigarretes….
El amigo Fredy, descubrió una cosilla peluda que movía el rabo tras una verja y
–como siempre que anda un cuadrúpedo cerca- aprovechó para saludarlo… Pero en
esta ocasión, el cuadrúpedo no era un can, sino un cerdo! Un cerdaco, cerdaco…
que al verse acariciado por nuestro zoófilo amigo, no pudo hacer otra cosa que
mover con más ánimo la cola, en señal de agradecimiento… Igual que habría hecho
un pariente de Rin-tin-tín cualquiera…
Y es que el cerdo –que parecía salido directamente del cuento de Orwen- poseía
una cola más parecida a la de un faldero que a la de un gorrino… je, je, je…
A todo esto, Moli llegó al punto de las ocho –menos cinco-, y a esa hora
también –y cinco- fue cuando decidieron abrir. Tanto los del bar, como los de
la gasolinera. Que son los mismos…
Allí pues, echamos el cafelote –no sin antes llenar el deposito de mi pequeña y
dulce Bilú It-, y apuramos a salir a carretera. Pues el tiempo apremiaba, y era
menester llegar a casa prontico…
Acordamos que iría yo mismo delante, al menos hasta Santes Creus. Y a partir de
allí… en cualquier momento el bueno de Moli me pasaría para tomar las riendas
de la formación y encaminarnos hasta el lugar donde habríamos que llenar nuestras
hermosas, triperas, moteras y hambrientas panzotas…
Dicho y hecho. En un punto del camino, Moli y su bella Negra adelantaron al feo
capitán de ruta… usurpándole el cargo, y desarrollándolo con mayor y mejor
soltura…
La ruta, curvera donde las haya, la notó mi freno delantero. Pues llegando al
Plà de Manlleu… sonaba en él un sonido metálico al terminar la frenada, que si
bien era imposible que fuera de desgaste –las pastillas estaban cambiadas hacía
solo unos centenares de kilómetros-, bien podría ser que se hubieran
cristalizado por frenar mucho y mal.
Algo que hago sin darme cuenta cuando ruedo por carretera desconocida, con
mucha curva ciega…
En fin, que llegamos al bareto, aparcamos las burras… y tras elegir mesa
exterior, descubrimos que en el árbol que le daba sombra habían no menos de un
par de cientos de abejas paseándose por sus flores!!
Un argumento la mar de convincente para poner tierra de por medio, y tomar las
de Villadiego hasta una mesa menos… concurrida…
Una menuda y simpatiquísima camarera nos atendió, nos tomó nota, y nos sirvió
unas olivas la hostia de buenas… Que nosotros remojamos con vino mientras
esperábamos los platos y celebrábamos una más que agradable conversación…
Los platos, sobrepasaron de largo cualquier pronóstico… Eran –más que
estupendos- sensacionales!! Se notaba que por allí pasaba gente tripera como
nosotros… je, je, je… Lo cual siempre es motivo de agradecer…
Botifarra negra –enormísima-, con panceta, huevos fritos y seques para mí… Lo
mismo –sin botifarra- para Moli… Y cordero con tostada gorda para Fredy. Vino,
gaseosa, sin, allioli… y ala! Que nos vayan detrás!!
Terminando los segundos cafelotes –y tras comentarle al camarero mis gustos con
el vaso del carajata- el compañero Fredy anduvo un rato alimentando a Venca.
Una hembra de galgo que tras ser abandonada por aquellos parajes, la buena
gente de la casa habían acogido… Pero se conoce que no debían alimentarla
demasiado bien, pues –aunque al principio costó que agarrara confianza a lo que
le tiraba nuestro amigo- acabó devorando prácticamente cualquier cosa que éste
le lanzara. Cachos de carne, pan tostado –con allioli y hasta con tomate-, y lo
que fuera menester…!
Aunque seguramente, le debieron pegar –y mucho- en el pasado… Pues por mucha
confianza que cogiera a la comida, en ningún momento se dejó acariciar. Ni tan
siquiera permitía que te le acercaras…
De allí ya, pasamos a dentro a pagar. No sin el consiguiente mal entendido
entre los pseudo-camareros del lugar, que no tenían ni idea de quién nos había
atendido, de quién tenía la lista, ni de qué habíamos engullido… Pero bueno,
felizmente, la menudita y simpática camarera apareció… nos cobraron… Y pudimos
por fin, salir a buscar nuestras burras.
En aquél momento, el pseudo-camarero de los cafeles… que nos había felicitado
hacía un rato por las burras…. Salió a ver cómo nos íbamos. Y aprovechó para
comentar que poseía una Harley Davidson Dyna StreetBob, que con tres años y
unos sesenta mil kilómetros… vendía por once mil euracos. Ah!! Si tuviera yo
ese dinero….!!! Je, je, je… Pues el bicho –después de
El regreso ya… Fredy fue a la cabeza –y así todos fuimos capitanes ese día-,
decidimos regresar más directos que a la ida, pues como dije antes, era preciso
llegar a casa prontico…
Llegando a Sant Jaume del Domenys, el primero en separarse del grupo fue Moli…
que enfiló ara su Santa Oliva, a reunirse con su gente. Que aquél día tenían
comida familiar.
Fredy y yo, tiramos para Banyeres del Penedès… y continuamos dirección Vilafranca.
Anduvimos ruteando un rato detrás de dos Harleys… a las que nos unimos en
formación.
Llegando a Els Monjos, el amigo Fredy abandonó el grupo para encontrarse en esa
localidad con un amigacho con el que comería tras echar una ojeada al mercadillo…
Y mi menda lerenda, siguió ruteando con las dos HD, hasta el desvío a
De allí, como siempre, a buscar
Ésta, fue una salida chula… con sus curvitas…. Con su almuerzo híper genial…. Y
si bien no fue muy larga, ni llegamos demasiado tarde a casa, creo que nos
sirvió la mar de bien para desquitarnos del mono motero que le agarra a uno
tras una semana –o más- de secano kilometrístico…. Je, je, je…
Y nada… para casa, a esperar la siguiente!!
NaClu2!!!!
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